Director de Match Point: Woody Allen

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Como muestra el cartel del filme, la última película de Woody Allen presenta por este orden: “Pasión tentación obsesión”. Chris Wilson (Jonathan Rhys-Meyers), es un profesor de tenis, ex-profesional de la ATP. A pesar de sus orígenes de clase baja irlandesa entabla amistad con uno de sus alumnos y se abre camino en la sociedad adinerada a través de su matrimonio con la hermana de su acaudalado pupilo, Chloe Hewett (Emily Mortimer).

Papá Hewett proporciona a la joven pareja una lujosa casa a orillas del Támesis y un nivel de vida acorde con su nueva posición. Chris se acostumbra rápidamente a su nueva condición, a su trabajo de ejecutivo con chofer, caballos de polo, excursiones de caza, restaurantes elegantes, vino francés y el gusto por los placeres refinados. Sin embargo, Chris deja embarazada a Nola Rice (Scarlett Johansson), norteamericana aspirante a actriz, ex-novia de su cuñado.

Nola hace la vida cada vez más insoportable a Chris y amenaza con destapar todo el asunto si no abandona a su mujer. Con este panorama, y antes de perder el status que ha alcanzado, el joven arribista decide acabar con su amante.

El planteamiento inicial tiene grandes paralelismos con “An American Tragedy”, de Theodore Dreiser, cuya adaptación más conocida es Un lugar en el sol (A Place in the Sun, George Stevens, 1951).

A diferencia de la moralizante obra de Dreiser, que castigaba la ambiciosa crueldad del protagonista, Allen aporta al argumento de su producción un giro filosófico extrapolando ‘Crimen y castigo’. De esta manera, el nuevo Raskolnikov, libre de toda atadura moral, resuelve el conflicto a escopetazo limpio, y cuando parece que los policías de la novela de Dostoievsky van a resolver el crimen, da una última vuelta de tuerca a la historia para terminarla a su propia manera, citándose a si mismo en Delitos y faltas (Crimes and Misdemeanors, 1989).

Match Point es la menos Alleniana de entre todos los títulos del director neoyorkino. A primera vista, sobre todo en su arranque, podría parecer un thriller con la habitual cuestión de clase de las producciones británicas. Hay varios aspectos nada habituales del director: cierto estilo hitchcockiano y la música jazz de sus películas es sustituida por ópera y música clásica. Por otro lado, hay numerosas escenas de cama, algo poco común en su filmografía. Lo que no hay es ni un desnudo. A pesar de que el sexo es un a cuestión fundamental en sus producciones, en las películas de Allen, no sale un desnudo ni por casualidad. Los admiradores del curvilíneo cuerpo de Scarlett Johansson tendrán que buscar en otro lado.

Allen se niega a aparecer como actor porque su imagen, asociada por gran parte del público a la comedia, «arruinaría una película seria como ésta». Sin embargo, hay varios elementos que delatan al cineasta: desgraciadamente los deportistas profesionales que se enfrentan con Agassi no suelen citar a Sófocles. También se descubre en el desenlace filosófico, un tanto surrealista, que deja el final en manos del azar: “Es mejor tener suerte que talento”.