Director de Chantaje en Broadway (Sweet smell of success, 1957): Alexander MacKendrick
Reparto: Burt Lancaster, Tony Curtis, Susan Harrison, Martin Milner
Burt Lancaster interpreta a J.J. Hunsecker, un influyente crítico de la gran manzana, capaz de arruinar o encumbrar, desde su púlpito en el New York Globe, a cualquier artista de Broadway con la sola mención de su nombre en su columna, y Tony Curtis es Sidney Falco, un ambicioso y manipulador agente de prensa de segunda fila, con un miserable despacho, dispuesto a todo por conseguir favores que le ayuden a forjarse una reputación y llegar a lo más alto de la profesión.
Cuando ambos están juntos en los clubs nocturnos que frecuentan, como el “21”, parece que realizan el número de circo de un sumiso caniche, que mueve la cola y salta por el aro a la voz de su amo.
J.J. Hunsecker es un personaje complejo, autoritario, prepotente e incluso sádico que comparte cierto aire incestuoso encubierto como el personaje de Tony Camonte de Scarface, el terror del hampa (Howard Hawks, 1932). El columnista no permite las relaciones de su hermana Susan Hunsecker con un guitarrista de jazz. Por cierto, la banda sonora de Elmer Bernstein nos pasea por las calles y garitos de Broadway al ritmo del Jazz de los 50.
El carácter de Hunsecker tiene además muchas semejanzas con el protagonista de Laura (Otto Preminger, 1944). Ambas producciones comparten el interés por sacar al cine negro de los bajos fondos para llevarlo al ambiente culto y refinado de los escritores neoyorkinos, muy diferente del de los rufianes que se lían a tiros en callejones oscuros.
J.J. Hunsecker se aprovecha de los escasos escrúpulos de Falco para encargarle que tienda una trampa al músico y así apartarlo de su camino. Sin embargo, como sucede casi siempre en el cine negro, el plan no sale como estaba previsto y Susie consigue dejar el apartamento y desembarazarse del abrigo de visón que le ha regalado su hermano, como un símbolo de la enfermiza influencia de Hunsecker.
Es curioso observar como MacKendrick, uno de los mejores cómicos de la celebrada Ealing Británica, llegó a dirigir Chantaje en Broadway, la más descarnada y mordaz representación que se han realizado sobre el mundo del periodismo, los columnistas y las relaciones de influencia y poder que se establecen entre la prensa y el mundo del espectáculo.