Directora de Olimpiada (Olympia, 1938): Leni Riefenstahl

Olimpiada es el controvertido documental sobre los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Tras dos años de laboriosa edición Leni Riefenstahl produjo dos filmes de 118 y 107 minutos. Las cintas no nos muestra a un Adolf Hitler descendiendo de los cielos como un Mesías salvador a mayor gloria del III Reich, como en El triunfo de la Voluntad de 1935, sino como espectador de palco, divirtiéndose como un niño. En cualquier caso, gracias a sus valores cinematográficos este filme es capaz de trascender toda dimensión política.

Cuando se observa la sublime realización de los saltos de trampolín a cámara lenta, se tiene la sensación de belleza en estado puro. Gracias a la cuidada fotografía, el montaje y los movimientos de cámara combinados con el sonido ambiente y la sincronizada música de Herbert Windt, los planos imposibles de Riefenstahl adquieren un simbolismo que va, secuencia a secuencia, inventando el cine tal como lo conocemos en la actualidad.

En filme La maravillosa, horrible vida de Leni Riefenstahl (Ray Müller, 1993) puede ser muy esclarecedor para conocer las vicisitudes del documental, ya que se detallan las diferentes etapas de la vida de la artista: los comienzos como bailarina, actriz, fotógrafa y cineasta. Los momentos más acalorados son las escenas que muestran su negativa absoluta de compromiso con el Ministerio de propaganda de Goebbels y el régimen nazi y su rechazo a pedir disculpas por su supuesta relación con el Reich.

La épica cinta de Riefenstahl no escatima esfuerzos en su empeño por mostrarnos escenas de preciosista culto al cuerpo humano, inspiradas en el imaginario griego y latino. Basados mucho más en los modelos clásicos que los retratos de la tribu Nuba que realizó más tarde. Es curioso como personalidades como Susan Sontag calificaron estas últimas obras de “estética fascista”, a pesar de que mostraban únicamente imágenes de guerreros en Sudán ¿Cómo pueden ser nazis, los cuerpos de ébano de los luchadores africanos?