Director de Troya (Troy): Wolfgang Petersen

Aún es pronto para matar príncipes

Imagina un rey que luchara sus guerras ¿Sería un espectáculo?

Dices que quieres morir por amor pero no sabes nada de la muerte ni sabes nada del amor!

Te contaré un secreto, algo que no se enseña en tu templo: los dioses nos envidian. Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final. Nunca serás más hermosa de lo que eres ahora, nunca volveremos a estar aquí

¿Ves esos cuervos? Nunca antes han probado príncipe

¡Saco de vino! Antes de que llegue mi hora, contemplaré tu cadáver y sonreiré

Ésta será la mayor guerra que el mundo haya presenciado. Necesitamos al mejor de los guerreros

Todavía eres mi enemigo esta noche, pero incluso entre enemigos puede haber respeto

Honra a los dioses, ama a tu mujer y defiende tu patria. Troya es nuestra madre ¡Luchad por ella!

Me has dado paz en una vida de guerra

Le concediste el honor de tu espada. Esta noche no tendrás ojos ni oídos ni lengua, vagarás por el infierno ciego, sordo y mudo y todos los muertos sabrán quién eres Héctor, el iluso que creyó matar a Aquiles

¡Eres mucho mejor rey que el que acaudilla este ejército!

Jóvenes que mueren y ancianos que parlotean, eso es la guerra. Lo sabes. Ignora a los políticos

Nunca dudes

Menelaus era un valiente. Luchó con honor y cada día que estuve a su lado quería entrar en el mar y ahogarme

Si vienes nunca estaremos seguros. Los hombres nos perseguirán, los dioses nos maldecirán, pero hasta el día que quemen mi cuerpo te amaré

Aquiles es el pasado: no combate bajo ninguna bandera ni guarda lealtad a ninguna patria

– Si navegas más despacio la guerra estará acabada
– Me perderé el comienzo pero estaré al final

– ¡Cuántas mujeres estarán en Troya esperando a hombres que no volverán!
– Tu hermano podría consolarlas, creo que es único cautivando esposas ajenas

Si alguna vez contaran mi historia cuenten que caminé entre gigantes. Los hombres nacen y se marchitan como el trigo invernal pero estos nombres nunca morirán. Cuenten que viví en los tiempos de Héctor, domador de caballos. Cuenten que viví en los tiempos de Aquiles

Los hombres viven obsesionados por la inmensidad de lo eterno. Por eso nos preguntamos: ¿tendrán eco nuestros actos con el devenir de los siglos?, ¿recordarán nuestros actos los que no nos conocieron cuando ya no estemos?, ¿se preguntaran quienes éramos? ¿La valentía que demostramos en la batalla o lo apasionados que fuimos en el amor?

A veces los Dioses te bendicen por la mañana y te maldicen al mediodía