Los ricos no nos agradan tanto con sus posesiones como nos atormentan con sus pérdidas
Nunca creía en Santa Claus porque sabía que ningún blanco se atrevería a venir de noche a mi barrio
Los ricos no nos agradan tanto con sus posesiones como nos atormentan con sus pérdidas
Nunca creía en Santa Claus porque sabía que ningún blanco se atrevería a venir de noche a mi barrio