Los deseos se tienen, no se piden. Lo que se pide es el objeto del deseo
Y uno piensa, una vez más, que de una generación siempre se salva uno, el cabal, el que hacía obra mientras los demás hacían folklore de madrugada
Los deseos se tienen, no se piden. Lo que se pide es el objeto del deseo
Y uno piensa, una vez más, que de una generación siempre se salva uno, el cabal, el que hacía obra mientras los demás hacían folklore de madrugada