Hay dos reglas de oro para una orquesta; empezar juntos y acabar juntos. Al público le importa un pimiento lo que pase entre medias
Señora, usted tiene entre sus piernas un instrumento capaz de dar placer a miles, y todo lo que hace es rascárselo
Hay dos reglas de oro para una orquesta; empezar juntos y acabar juntos. Al público le importa un pimiento lo que pase entre medias
Señora, usted tiene entre sus piernas un instrumento capaz de dar placer a miles, y todo lo que hace es rascárselo