Autor de La mente de los justos (The Righteous Mind): Jonathan Haidt

La mente de los justos, del psicólogo Jonathan Haidt, es un estudio que describe cómo funciona la moralidad, cuáles son sus fundamentos y qué relaciones guarda con la política y la religión.

He cuidado atentamente de no burlarme de las acciones humanas, no deplorarlas, ni detestarlas, sino entenderlas – Baruch Spinoza, Tractatus Politicus, 1676

Jonathan Haidt investiga por qué la política y la religión dividen a la gente sensata, la naturaleza y la historia humana desde el punto de vista de la psicología moral.

La evolución nos ha hecho simultáneamente egoístas y altruistas. Somos 90% chimpancé y 10% abejas, con moralidad más allá del perjuicio y la justicia. La moralidad une y ciega más que el razonamiento estratégico.

Las emociones procesan la información y las instituciones. Además, el razonamiento de nuestras intuiciones no funciona como un juez guiado por la sabiduría moral, sino más bien como un abogado, justifica. Los juicios morales surgen de nuestras intuiciones porque los humanos somos fundamentalmente intuitivos, no racionales.

Si quieres persuadir, apela a los sentimientos. No se puede convencer a través de argumentos puramente racionales. En cambio, si quieres persuadir, ante todo, sonríe y sé un buen oyente.

Todos somos fundamentalmente intuitivos, como lo son los juicios morales que hacemos. Entonces, aunque la empatía puede ser difícil a través de una división moral, hay que expresar calidez, respeto y apertura al diálogo antes de declarar tu caso, o no tendrás ninguna posibilidad de persuadir a la otra persona.

Recuerda que la felicidad viene de entre, no de dentro. De obtener la relación correcta con algo más grande que tú mismo. Las actividades grupales han demostrado contribuir más a la satisfacción que reflexionar sobre cómo ser feliz.

Las emociones funcionan instantánea y constantemente, listas para guiar el pensamiento, el comportamiento y el juicio moral. El jinete (la racionalidad) justifica la conducta ya tomada por el elefante (la intuición), no la escoge.