Autor de Vigilar y castigar (Discipline & Punish): Michel Foucault
Vigilar y castigar, de Michel Foucault, ayuda a comprender la sociedad a través del microcosmos de sus sistemas judiciales y disciplinarios.
¿Puede extrañar que la prisión se asemeje a las fábricas, a las escuelas, a los cuarteles, a los hospitales, todos los cuales se asemejan a las prisiones?
Los siglos XVII y XVIII vieron una reestructuración radical de los conceptos disciplinarios. El poder disciplinario se basó en tres principios: observación jerárquica, juicio y examen normalizados.
A finales del siglo XVIII, el espectáculo público de la tortura como castigo por el crimen estaba en declive. En lugar de apuntar al cuerpo del convicto, su alma se había convertido en objeto de castigo.
En el siglo XIX, la tortura era fundamental tanto para el castigo como para la investigación, mientras que el castigo público subrayaba el poder del soberano.
El criminal ya no era el enemigo del príncipe sino el del pueblo. Fue reducido a una parte componente de una máquina social mayor. La criminalidad se veía cada vez más como un mal cometido contra la sociedad, mientras que la investigación buscaba la razón.
La observación y la vigilancia se vincularon con los métodos de encarcelamiento a medida que la sociedad buscaba producir individuos disciplinados, formados para una era industrial más reglamentada.
Como demostró el panóptico de Bentham, la disciplina y los sistemas de poder se imponen por el sentimiento constante de la vigilancia. Las prisiones fueron diseñadas para privar de libertad y preparar a los individuos para la disciplina en la era industrial.